Relato enviado por Edgardo:

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Salimos de Buenos Aires el 30 a la mañana, llegando a Santa Catalina a las 22 Hs.

El año pasado también estuvimos en el mismo lugar para ver el Rally. Se trata de una casona donde se criaron los 9 Hnos. Iturre, los propietarios, que está ubicada a 600 metros de la Iglesia Jesuítica Santa Catalina (ingreso al predio$100).

Se ha hecho una tradición, porque cuando llegamos ya estaban unos tucumanos que también habían estado el año pasado, al día siguiente empezaron a llegar otros de distintos puntos del país que también estuvieron el año anterior.

Faltaron los chicos catamarqueños que eran muy divertidos, pero también muy ruidosos, por lo que las noches fueron más silenciosas.

Cuando llegamos nos ubicamos en un muy buen lugar, con acceso a energía y agua, vecino a una acequia, donde había sistema que generaba energía, hoy desactivado.

Como no habíamos adquirido para hacer un asado, por recomendación de los Iturre, fuimos a una carnicería a 300 metros de la casa adquiriendo un costillar con manta (vacío) de 3.5 kgs. ¡¡¡Siiii aunque Ud. no lo crea!!!!

Es carne del lugar que ya conocía, la cual es muy sabrosa en animales más grande, pero más durita que comemos en la pampa húmeda; pero la que adquirimos era de un bebe.(Manteca diría el Bambino).

Existe en el lugar una especie de quincho/taller con parrilla que utilizamos todos, la única condición es ir alimentando con leña el fuego. Excelente camaradería

La siguiente fotografía después del gato atigrado, es una casa ubicada sobre una loma después del Tajamar que según los lugareños pertenece al ex fiscal Moreno Ocampo y que cuenta con ascensor y piscina.

UN CACHO DE CULTURA

La más grande de todas las estancias jesuíticas, Santa Catalina fue fundada en 1622. Vamos al norte rumbo a Ascochinga, siempre siguiendo por la Ruta Nacional Nº 9, pero esta vez a 70 kilómetros de la capital de Córdoba, unos 20 km al noroeste de Jesús María, donde se toma un camino provincial secundario. Y volvemos a remontar la historia.

En las antiguas tierras de Calabalumba la Vieja, la Compañía de Jesús compra en cuatro mil quinientos pesos la Estancia de Santa Catalina que, por ese entonces, comprendía algunas precarias construcciones y muchas cabezas de ganado. Debido a la gran insuficiencia de agua, la primera gran obra de los jesuitas fue de ingeniería hidráulica: un conjunto de conductos subterráneos por el cual el agua llegaba a la finca desde Ongamira, a varios kilómetros de distancia en las sierras, y era almacenada en un gran tajamar. Así, Santa Catalina se convirtió en el gran centro de producción pecuaria con miles de cabezas de ganado vacuno, ovino y mular, además del obraje con sus telares y aparejos, la herrería, la carpintería, el batán (bastidor oscilante de telar) y dos molinos.

Pero más allá del gran emprendimiento productivo, Santa Catalina es conocida por su iglesia, ejemplo del barroco colonial en Argentina, visiblemente influenciado por la arquitectura centroeuropea del mismo estilo.

Más de un siglo después de adquirir la estancia en 1754, los misioneros jesuitas terminaron de erigir la iglesia. Su imponente fachada, flanqueada por dos torres y un portal en curva, es de líneas y ornatos gráciles, con pilastras y frontones curvos. En su interior fascina la armonía de las proporciones: una sola nave en cruz latina que culmina en la cúpula circular con ventanas en la bóveda, el gran retablo del altar mayor tallado en madera y dorado, en el que se destaca un lienzo representativo de la santa patrona de la estancia, una imagen de vestir del Señor de la Humildad y la Paciencia y la talla policromada de un Cristo crucificado.

A la monumental iglesia se le fueron sumando las demás construcciones del predio al estilo del Medioevo, claustros cercando patios, galerías con bóvedas de cañón, talleres, caballerizas, depósitos, huertas y rancherías

Luego de la expulsión de la Orden, Don Francisco Antonio Díaz adquirió la estancia Santa Catalina en una subasta promovida por la Junta de Temporalidades, permaneciendo en manos de cuatro ramas de familiares descendientes hasta la actualidad.

Si bien en 1941 fue declarada Museo Histórico Nacional, para internarse en los solariegos patios y recorrer la estancia hay que pedir permiso, ya que cerca de 60 habitaciones son ocupadas por sus dueños.

En lo que antes era la ranchería de indígenas y esclavos, hoy se erige una pulpería campestre, donde se puede comer rodeado de artesanías y antigüedades.

A continuación dos videos de S. Loeb (Múltiple Campeón) y Ogier (Puntero del Campeonato). Resto de los participantes.

Salteamos el prime de Las Bajadas en el Valle de Calamuchita y nos fuimos a Traslasierra – Mina Clavero donde contratamos por ocho días ($ 1.100), alojamiento en el Complejo Altas Cumbres a orillas de Rio de los Sauces. (Mas barato que algunos campings)

En Mina Clavero buena carne, sobre la Av. Mitre, media cuadra antes de la Shell sobre la misma mano.

Excelente clima que llego a 29°, si bien no usamos la piscina, si tomamos sol.

Recorrimos el Valle de Traslasierra: desde Cura Brochero, Nono, Los Hornillos, Las Rosas, San Javier, hasta La Población. El Champaquí a pleno.

Típico del lugar: las piletas son provistas por las acequias que entran y salen de las piletas, renovando el agua constantemente. Ej. Hotel Yacanto de San Javier: Recomendable visita, se trata de un hotel tradicional con cancha de Golf. Mismo que el camping municipal (fotos).

Regreso a Buenos Aires el jueves 9 de mayo.

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Saludos

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