Relato enviado por Soledad:
La travesía fue realizada junto a mi novio, viajando en auto desde la Ciudad Autónoma de Bs As, hasta San Martín de los Andes. El viaje fue fragmentado en dos veces: una tarde –noche, parando para dormir en la húmeda región pampeana, en una localidad llamada Santa Isabel; y una mañana y parte de la tarde para llegar por primera vez, a la bella ciudad de San Martín.
Acampamos en “Amigos de la Naturaleza” un camping muy agreste, poseedor de un predio donde abundan los álamos, quienes generosos nos guarecieron de la lluvia que nos recibió la primera noche. Se destacaban la cálida atención de sus dueños, quienes nos recomendaron, la mayoría de los lugares que visitamos y por sus comidas en el refugio: pizzas y empanadas caseritas a muy buen precio.
Me sorprendió que una tardecita me sobrevolaran muy cerca dos murciélagos, además de la infaltable visita de las bandurrias. Y como si abriera un libro de cuentos: el paisaje me maravillaba con sus lagos, bosques frondosos, flores y familias de conejos saltando a los costados del camino.
Debo reconocer que la ciudad de San Martín me sorprendió gratamente: el impresionante Parque Nacional Lanín, lo recorrimos en dos días, navegamos las aguas turquesas de los lagos Huechulafquen y Epulafquen, avistando el imponente volcán Lanín y su huella apreciada en las enormes piedras a orillas de los lagos.
Nos despedimos de San Martín de los Andes en el Camino de los Siete Lagos, con una mezcla de emociones, por un lado un camino sinuoso a causa del ripio, sumado a la lluvia intermitente resultaba inquietante, y por otra parte, hacia la izquierda el camino nos maravillaba por sus cascadas, lagos eternos y bosques.
Llegamos a Villa La Angostura, llamada “jardín de la Patagonia” donde las calles tienen nombres de frutos (hay una calle llamada Las Frambuesas), el hermoso boulevard donde abundan los rosales de toda la gama de colores que nos regala la naturaleza. Y nos deslumbró su bello puerto donde la mirada se pierde en el lago Nahuel Huapi.
Horas más tarde arribamos a la ciudad de San Carlos de Bariloche, la cual nos recibió una tarde de copiosa lluvia, allí acampamos en “Petunia” un hermoso camping a orillas del lago Nahuel Huapi con playas de arena blanca y un bar que esa tarde nos permitió sentarnos a contemplar la belleza del paisaje.
La noche siguiente encontramos calidez y grata compañía, mientras cenábamos en el refugio del camping, intercambiamos información y experiencias a través de los relatos de otros acampantes. Las temperaturas eran bajo cero y tuvimos la suerte de cruzarnos con un acampante, quien era gasista matriculado y su experiencia esa noche nos benefició a todos: logro encender la estufa del refugio!
Al día siguiente el paisaje nos sorprendió encontrarnos con picos de los cerros nevados, y digo que nos sorprendió porque era 16 de febrero!
Ese día navegamos las aguas del Nahuel Huapi para visitar el hermoso Bosque de Arrayanes y la Isla Victoria.
Al siguiente día, emprendimos viaje hacia el mágico Bolsón, y acampamos en el camping de la cervecería “El Bolsón” quien incluye en la estadía un vaso de cerveza por cada día de acampe.
En el frente el patio cervecero y restaurante y en el fondo la zona de acampe en medio de una hermosa arboleda un gran predio parquizado. Posee parrillas y discos para su uso.
Allí visitamos: cascadas, cataratas, bosques y hasta un parque temático de hadas y duendes. La eterna feria artesanal donde adquirimos una bandeja de sabrosas frambuesas a muy buen precio.
El día siguiente me maravillo el increíble Lago Puelo, sus aguas cristalinas y en el fondo el cerro Tres Picos. Era sorprendente encontrarse en ese bello paisaje, y a orillas del lago con arbustos de moras y de duraznos silvestres.
A través de este relato, cierro mis ojos y siento que puedo regresar a ser parte de ese bello paisaje
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Información de campings en la Patagonia: www.solocampings.com.ar
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