Relato de 20 días de trekking en Tierra del Fuego, Argentina – Verano 2017/2018
Relato y fotos: Juan Ignacio Tapia, Lucas Roberto López
Programamos una excursión en Ushuaia bajo dos criterios de diversa índole pero nutritivos para el tándem trekkinero: superar la cantidad de días ininterrumpidos de trekking y acampada por fuera de un centro urbano (en relación a lo experimentado desde hace un lustro por diversos espacios patagónicos), y poder hacerlo durante el traspaso de año y el cumpleaños de Juan Ignacio (1 de enero). De esta manera, nos propusimos una excursión de 20 noches por distintos valles y pasos de montaña.
Registrándonos en Defensa Civil de Ushuaia el 30/12/17, en donde confirmamos que retornaríamos a la ciudad el 19/01/2018, partimos hacia el fin de la zona urbana sobre la Ruta Nacional (RN) 3 para comenzar a caminar -con nuestras mochilas de 30kg- hasta la altura de “Mosca Loca” -puesto que el primer propósito era ingresar al Valle Carbajal y realizar el Paso Cinco Lagunas, culminando en las orillas del Khami.
En el valle, serpenteamos el Río Olivia y la laguna Arco Iris. La primera jornada nos marcó lo que íbamos a encontrar durante nuestro itinerario completo: humedales, suelo húmedo y fangoso, poco sol, lloviznas recurrentes, alteridad del ecosistema por la acción de los castores (lo cual nos llevaría a contabilizar, al final de la excursión, pérdidas y roturas de accesorios y prendas, debido: a la poca estabilidad, y a los circunstanciales resbalos que, a veces, teníamos en nuestra pisada de mojada roca, madera y vegetación). Ello confirmó la utilidad del uso de nuestras polainas. Por momentos, la marcha se vuelve lenta y permite retrasar toda propuesta de alcance de objetivos por etapas en cualquier itinerario planteado de antemano; esto sea por: la constante presencia de humedales, o por los desvíos que obligatoriamente uno debe realizar ante la influencia de los castores en los valles, los cuales conducen a efectuar una huella propia por bosques de lengas (con muchos troncos caídos-atravesados) o de ñires (con vegetación intransitable). Precisamente, por estos motivos, es importante contar, para travesías de estas extensiones y por semejantes escenarios, con mapas y brújula, GPS y VHF -aún cuando, por suerte, como nos ocurrió a nosotros, no tuvimos la necesidad de utilizar a estos dos últimos.
La primera noche, pernoctamos lindantes al Arroyo Angelito, mientras que el día de fin de año lo pasamos en el mismo valle pero a la altura de Laguna Valdivieso, a la cual llegaríamos el mismo primer día del 2018, teniendo la ocasión de divisar a un huidizo huillín en sus inmediaciones. Durante los dos días siguientes sufrimos una nevada. Nos quedamos un día completo dentro de la carpa a la altura de Laguna Mariposa. Aquí intuimos escuchar la expresión shelknam “Kuóimstènen” (que significa: “abrigarse al lado del monte”). Luego continuamos cruzando la Sierra Valdivieso, ya pudiendo avistar al majestuoso Khami, y llegando a la Bahía de los Renos, en donde nos bautizamos con el agua fueguina por primera vez -entendíamos que si esperábamos a una presencia activa del sol, podíamos estar sin ingresar al agua durante toda nuestra travesía.
Cruzando un bosque incendiado llegamos a Bahía Torito, recibiéndonos un día acorde de verano con sol radiante, ideal para bañarse en las aguas del Khami. Siguiendo el curso del Río Torito, nos propusimos dirigirnos hacia el Paso Beban, pasando por la Cascada de los Saltos. En el paisaje de naturaleza pelada de la altura del Beban, y del viento arrolladoramente silbatino, confirmamos las palabras de Lucrecio en De la naturaleza de las cosas: “es el teatro de los vientos aquellos sitios que hay más elevados”.
A diez días del comienzo de la excursión descendimos del Beban e ingresamos a un valle en donde pudimos observar –según nuestra tonalidad estética- amarillos y verdes vivaces nunca antes vistos. Bordeamos el Río Beban, e ingresando al Valle de Tierra Mayor, pernoctamos en las orillas de una sinfónica cascada -hermoso paisaje lindante de la Sierra Alvear. Aquella noche, nos vimos afectados por un juego gastronómico reparador de nuestra existencia: por un lado, entre la dulzura de la miel y el relieve agreste y, por el otro, entre el temple vigoroso del blend scotch de 18 años y la noche ventosa y helada (no supimos distinguir si nosotros los consumíamos a ellos, o si ellos a nosotros).
De vuelta en la RN 3, visitamos el ‘Centro Invernal de Tierra Mayor’, recomponiéndonos en proteínas y grasas gracias al especial y atento trato de sus anfitriones. Debíamos dirigirnos por la RN 3 hacia el Río Tristen para realizar el Paso homónimo. Este paso, hasta Laguna Margarita, nos llevó una jornada extenuante, debido a la adversidad del clima y a las pocas posibilidades de hacernos de un buen sendero para transitarlo. Desde Laguna Margarita, visitamos Laguna Bombilla y Laguna Palacios, re-encontrándonos con el Khami. Nos acercamos al complejo ‘Sur 54° Lodge’ a almorzar; al día siguiente, volvimos para desayunar (en forma abundante): precisábamos complementar la alimentación que veníamos transportando por el desgaste constante. Agradecidos por la gentileza de los dueños y su cocina.
A esta altura, debíamos comenzar el regreso hacia Tierra Mayor, debido a que, antes de volver a Ushuaia, pasaríamos por Laguna Submarino. Por lo tanto, para no atravesar nuevamente la dificultad del Paso Tristen, caminamos 25km por la Ruta Complementaria 119 hacia la RN 3 a la altura de Lago Escondido -el propósito sería: pernoctar en este lago, para luego hacerlo en el Río Tristen la noche siguiente. Vincularse con la RN 3, ya en esas fechas de enero, supone la constatación de la imantación que “el fin del mundo” efectúa para gran cantidad de turistas y aventureros: saludos bocinados de motociclistas, e incluso la cordialidad de automovilistas -en donde sin hacer autostop, se nos han ofrecido para alcanzarnos hasta Ushuaia.
Dispuestos a pernoctar unos días en Submarino, porque recién el 19/1 estaríamos bajando hacia Ushuaia, comenzamos nuestros últimos días atravesando la belleza de ese sendero y disfrutando de la espectacular cascada que anticipa el carácter distintivo de esta laguna de montaña al final de la etapa: laguna que coronó nuestro tercer chapuzón en estas gélidas aguas fueguinas. Finalmente, luego de dos noches en Submarino, partimos hacia Ushuaia por el valle que linda con el del Río Encajonado y la Sierra Sorondo, para ingresar en la Ruta Provincial 35 y llegar al Beagle.
Concebimos al excursionismo como un no habitar en ninguna parte, como una deriva paseante, como una demora vagabunda que despide toda forma de retención, como un montañoso flâneur. Por ello, ya nos trazamos un nuevo itinerario para el próximo verano…