Relato y fotos enviadas por Sebastián Detzel
Soy Sebastián tengo 25 años y soy de Cipolletti provincia de Río Negro, la idea de hacer yo solo los 7 lagos en bici surgió de la nada, esta vez fue sin entrenar fue poco lo que saque a rodar la bici durante el año pero estaba decidido y sabia que podía hacerlo, ya es la segunda vez que hago esta ruta en bici pero la primera vez que viajo solo, y dije ¿porque no? puedo hacerlo!, ya teniendo el equipamiento necesario, sólo me faltaba embalar la bici y viajar hasta Villa La Angostura, donde comenzaría la travesía.
Para mí el cicloturismo abarca todas las formas de ciclismo al aire libre, es un deporte sin prisas, sin competir, el premio es la satisfacción de pedalear sintiendo esa inmensidad que nos rodea, lagos y montañas que nos imponen su presencia y vos ahí, mirando todo eso que es mágico, te sentís tan chiquito al lado de tanta grandeza que esta ahí hace miles y miles de años.
En sí el ciclo-turismo empieza mucho antes de salir a la aventura, empieza en casa, noches y noches de investigar, mapas, lugares, pensando en la comida, las paradas, alistando la bicicleta y dejándola una nave preparada para todo, es un estilo de vida, una cierta filosofía que combina la relación del hombre con la máquina.
Ahora sí, después de poquitas horas de viaje, llego a la terminal de Villa La Angostura, siendo las 7 am de la mañana, me dedico a armar la bicicleta, montar las alforjas y demás, teniendo todo listo paso a cargar agua caliente y salgo hacia la Avenida 7 lagos después de pasar el cruce al paso Cardenal Samoré ya estaba de lleno sobre la ruta 234.
Era una mañana fresca, el cielo estaba despejado y poco a poco se empezaba a sentir el calor, poco tráfico y aves que se escuchaban cantar con claridad fue la primera sensación de libertad que sentí, la montaña cada vez se me venía mas encima, las subidas eran eternas pero las bajadas te hacían sentir que volabas!
Llegando las 12hs del mediodía, se empezó a sentir un poquito el hambre! así que pare a descansar un rato sobre la laguna Bailey Willis un pequeño espejo de agua de uso diurno, prepare unos mates y algo de tarta de jamón y queso que llevaba lista para la primer parada, fue la tarta más rica que comí en mi vida!
Ya descansado estaba listo para seguir, alguna subidas pequeñas me separaban de mi primer destino, pase por el viejo puente Ruca Malen a sacar una fotos, y a los pocos metros estaba sobre el desvío al Camping del Espejo Chico, donde me encontré con el primer ciclista viajero, me acerque a saludarlo, se llama Elver y es de Chile también empezó esta travesía solo, charlamos un poco y bajamos al camping donde compartimos la cena y un buen vino, El camping es hermoso, muy arbolado, tiene algunos fogones, no tiene parcelas ni mesas pero igualmente muy lindo, desde el mismo lago de desprende un arroyo muy lindo, cuando cae la tarde se pueden ver pequeñas truchas que saltan, aproveche la tarde y me fui a leer a la playita, un libro que me regalo mi novia antes de salir «hacia rutas salvajes» de la película «Into the wild» la recomiendo! me alentó a esta locura de viajar en solitario.
Bajó el sol y también bajó la temperatura, ya eran las 22:45hs el cuerpo estaba cansado así que entre a la carpa y a dormir así fue el primer día recorriendo 25 km.
Al otro día me desperté con frio! una mañana helada pero todo pasaba cuando salía de la carpa y veía el paisaje que me rodeaba, Elver ya tenía todo guardado y ya seguía camino nos saludamos y se fue, ahí estaba yo nuevamente solo, una sensación extraña pero llena de paz, me preparé un café calentito con pan casero y dulce de sauco y recorrí un poco el camping, levanté campamento y salí a la ruta cerca del medio día.
Me esperaban más km que el día anterior, algunas subidas importantes y la parte más complicada y linda a la vez; el ripio, un parte que cuesta un poco más pero bueno! a eso vine! el camino se me estaba haciendo largo, las piernas las sentía un poco fatigadas, en una subida veo que en sentido contrario vienen bajando tres ciclistas viajeros y me gritan ¡vamos! ¡Falta poco flaco! y me dio más ánimo, es lindo encontrarse con gente que te alienta a seguir.
Seguí subiendo hasta llegar ahí arriba… y se cumplió mi lema, «después de una gran subida, hay una gran bajada» y así fue, pase el cruce a Villa Traful, y a los pocos metros me encontré con una fila de muchos autos, en ese lugar había una sola mano habilitada, debido a que siguen trabajando en el pavimento para terminar de unir la ruta, son pocos los km que estaban quedando, más o menos 18km y todos los días iban avanzando un poco mas, atravesé despacio la fila y me miraban y me preguntaban que hacía solo por ahí, y yo les decía disfrutando y viviendo! me miraban como bicho raro, fue gracioso, pase la zona de construcción y me fui encontrando por el camino con pequeñas cascadas y arroyos en las que iba cargando agua en un momento vienen en sentido contrario dos bicicletas viajando, no lo podía creer eran las nuevas plegables rodado 16!!! En fin cada loco con su tema! jeje, me preguntaron cuanto faltaba para el asfalto y como estaba el camino y seguí.
Ya faltaba poco, seguí pedaleando y llegue al puesto del guarda fauna y junto a él el desvío al Camping Pichi Traful, que está a 2 km hacia adentro sobre la costa del brazo norte del lago Traful, el tramo desde el camping del espejo chico hasta el pichi fueron 30 km, El camping es genial, mucho verde, parcelas con césped, mesas y fogones, playa de arena, baños y duchas con agua caliente, la proveeduría muy completa! parece el almacén de la esquina! luego de registrarme, arme campamento, prepare unos mates y me fui al lago a sacar unas fotos, el día estaba impresionante mucho calor, el agua estaba fría como en todo lago de la cordillera pero igualmente me metí un rato largo, me quede en la playita hasta que bajo el sol, un paisaje hermoso, el lago planchado y mucha tranquilidad, volví a la carpa para acomodar un poco todo, ponerme algo de abrigo y picar un salamín con pan casero mientras preparaba algo de comer, termine de cenar y ya estaba haciendo mucho frío así que prepare un té y me fui a la bolsa de dormir directamente y hasta mañana!
A la mañana siguiente me despertó el viento, pero mucho viento! prepare el desayuno y empecé a guardar todo, saliendo del camping retomo nuevamente la ruta, y me encuentro con subidas muy largas y empinadas, lo complicado es que era en ripio, y los autos no tienen compasión con las bicicletas, pasan muy fuerte, hay que tener cuidado porque uno subiendo en bici va muy despacio y haciendo equilibrio se tiende a moverse un poco y pasan muy fino los vehículos, mas de una vez me voló una piedra y tuve que subir caminando, es algo que me molesto mucho, la mayoría de esas personas están de vacaciones, con qué necesidad andan a esas velocidades en la tierra, es peligroso, por mas camioneta que tengas, el ripio esta suelto, y no todos conocen la ruta… en fin, yo disfrutaba del paisaje y ellos no.
Ya recorriendo los primeros 7 km del día vuelve el asfalto y por la izquierda el lago Villarino, hice una pequeña parada para sacar unas fotos y seguí, llegando al lago Falkner era imposible pedalear, muchísimo viento que me empujaba al medio de la ruta, y frío también tuve que hacer una parada de emergencia, buscar las calzas largas, una campera y de paso almorzar un poco, estaba complicado, espere a que bajara un poco el viento, después del descanso seguí mi camino.
El día estaba raro, hacía calor, y estaba nublado, se corrían las nubes y morías de calor, se tapaba el sol y estaba frío, el viento no paraba, seguí hasta un mirador muy lindo donde se puede observar una cascada enorme con un salto de 20 mts, la cascada de parte en dos por una roca enorme y se ve caer en dos velos de agua que caen al río Filuco, la cascada de llama Vullignanco y significa en lengua mapuche lagartija.
Después de unas fotos y un descanso continuo pedaleando unos kilómetros mas y por la izquierda llego al desvío al Camping del Lago Hermoso, son 3,5 km para adentro, el camping está muy bien organizado, proveeduría, baños, duchas con agua caliente, parcelas con mesas y fogón, costa de lago con un muelle muy lindo para ir a tomar mates, desde el lago nace el río hermoso que también está sobre el camping, y tiene una cascada enorme muy linda a pocos metros de la proveeduría, llegue temprano al camping así que arme la carpa, y salí a conocer, busqué algo de leña, a sacar fotos en el lago y descansar un poco en el muelle, caminando por el lago conocí a guido de Buenos Aires, un mochilero que estaba viajando solo, me vio que apoyaba la cámara y salía corriendo sacarme fotos solo y me dijo que me sacaba si quería así que charlamos un rato y se fue, me lo volví a cruzar y le dije que después de cenar iba a prender un fogón que venga así tomábamos algo, ya estaba oscureciendo y empecé a preparar la cena después de cenar apareció con un vino y entre vaso y fogón charlamos un poco de todo, después de tanta soledad un poco de compañía no venia mal, la noche estaba espectacular, el cielo despejado, no hacia frio, fue la mejor de todas las noches, y ya era la última, al otro día ya emprendía el tramo final, para llegar a San Martín de los Andes.
Al otro día desperté muy temprano, el sol ya calentaba lo suficiente para no tener que abrigarse mucho, a guardar todo se ha dicho, unos mates y a seguir viaje! Que día me esperaba! hoy tenía por delante 40 km, bastante más de los que venía haciendo, pero no quería que se terminasen, no quería volver, se había pasado tan rápido todo que quería seguir pedaleando hasta mi casa si pudiera, cargue la bici, me despedí del amigo mochilero y arranque, una mañana muy linda, saliendo a la ruta otra vez el querido viento se hacía presente, en este tramo la ruta es aburrida, pocas subidas y bajadas, mucho tráfico, a los 8 km estaba el lago Machónico, había mucho viento así que no pare mucho, el tiempo en la cordillera es bastante cambiante… por momentos pensaba, si estaba lindo hace un rato… Se nublo y se empezó a poner frio, unos kilómetros más adelante esta el cruce a Villa Meliquina, una villa muy tranquila sobre la costa del lago Meliquina, más adelante se encuentra el mirador del arroyo partido, es un pequeño mirador sobre un puente que muestra por debajo un curso de agua que se parte en dos por una cuña de piedras, donde desvía el arroyo en dos partes, la particularidad de este arroyo es que una de las partes fluye hacia el pacifico y la otra hacia el atlántico, es una de las maravillas que tiene escondida la Patagonia Argentina, después de unas fotos y un descanso, seguí mi aventura hacia San Martín, ya faltaba poco, a partir de acá, el resto de la ruta era prácticamente en bajada, una sensación fantástica sentir el aire pegando en la cara, me lloraban los ojos incluso con los lentes puestos, la velocidad máxima que registro la ciclo-computadora fue de 78 km/h, pase el desvío al cerro Chapelco, mas adelante el desvío a Quila Quina y playa Catritre.
Ya estaba ahí, mi aventura llegaba a su fin, a lo lejos veía la Bahía y el puerto sobre el lago Lácar y la ciudad que se asomaba por detrás, fue emocionante bajar y llegar a la ciudad, dejando atrás tantos recuerdos, fue un viaje inolvidable, fue un desafío personal y un aprendizaje muy grande, se puede hacer todo en la vida, solo si te lo propones.-
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