Relato enviado por Virginia y Alejandro:

El sueño de viajar estuvo presente en Alejandro desde los 12 años. Recortaba los artículos de los diarios y revistas de turismo. Su plan era salir de viaje a los 25 años pero 6 meses antes de su cumpleaños, me conoció a mi. El siempre me hablaba de tomarnos un año sabático y recorrer América, pero a mi no me gustaba el dejar todo por un año y siempre pensaba en el regreso. Un día, ordenando la casa, encontré uno de los mapas que guardaba Ale con un trayecto marcado y la frase de Los Cafres «Regla n° 1, no hay nada que me pueda detener». Quedé varios días pensando y me pregunte ¿por qué no?. Tras 5 años de relación y convivencia, le dije que quería viajar por América con él pero sólo si era sin tiempo. Así empezó este proyecto que se transformó en nuestro estilo de vida.

El 2 de octubre, luego de un año y medio de planes, salimos desde Buenos Aires con nuestra casa rodante, a la que bautizamos «El Forastero», y nuestras dos perras salchichas, Pioja y Pumba de 6 y 4 años, habiendo vendido todo y renunciado a nuestro trabajos. Decisión difícil al principio, pero que no nos arrepentimos.

Nosotros no salimos con ahorros, sino que viajamos solventándonos con la venta de artesanías que hacemos y trabajos temporales que encontramos en los lugares que visitamos.

Esto implica que muchas veces las estadías se prolonguen más de lo que uno quisiera, pero le vemos el lado positivo y es que de esta forma no somos simples turistas, sino que terminamos formando parte de los lugares y de las culturas. El viaje no sólo son los paisajes sino que también son las personas que vamos conociendo, que nos reciben en sus hogares, nos hacen sentir parte de sus familias y nos enseñan mucho. Habíamos leído muchas experiencias de viajeros que contaban sobre la amabilidad de las personas y nosotros salimos un poco incrédulos pero desde el primer día nos fueron pasando situaciones «mágicas». Desde que nos inviten a estar en un camping sin costo, que nos regalen comida el día que no habíamos logrado vender o que se nos acerque una persona brindando su ayuda y que justo sea el herrero del pueblo el día que descubrimos el acople del cardan rajado!.

En principio el plan era llegar hasta Ushuaia atravesando la ruta 3 y, luego, andar por la famosa ruta 40. El recorrido por el continente hasta Alaska, por ahora, lo vamos a hacer por el lado del Pacifico, aunque este viaje nos demostró que los planes se van haciendo sobre la marcha. Hasta que no llegamos a Tierra del Fuego, no estaba presente recorrer el sur de Chile y todo se fue dando hasta poder ingresar con un pase liberado al Parque Nacional Torres del Paine.

Llevamos visitados muchos lugares y, la posibilidad de tener tiempo, nos ayuda a disfrutarlos al máximo. Estuvimos 4 días y 3 noches en la playa El Doradillo, en Puerto Madryn, compartiendo las 24hs con las ballenas.

La primera noche no nos podíamos dormir porque escuchábamos los golpes de las colas contra el agua y los sonidos que se llamaban entre ellas. En Rada Tilly disfrutamos de algo difícil de conseguir: 4 días de playa a puro sol y sin viento. Festejamos el fin de año en el fin del mundo: Ushuaia. Dormimos más de una semana con el cerro Fitz Roy detrás: lo vimos sin nubes, con luna llena, teñido de los colores de un atardecer, y estuvimos dos días sin verlo a causa de una tormenta. También vivimos 3 días a orillas del Lago Buenos Aires en Los Antiguos. En fin, nos sentimos privilegiados de poder elegir los mejores lugares para estacionar y disfrutar de la naturaleza.

Sabemos que, a pesar de ya llevar más de 7 meses de viaje, nos queda mucho por andar y conocer. La idea es, como mencionamos, ir por el Pacifico hacia el norte y, a la vuelta, recorrer por el Atlántico pero el viaje se hace día a día. Hace dos semanas estábamos en San Martín de los Andes y a los pocos días llegamos a Santiago de Chile. Todos nos preguntan cuál es la siguiente ciudad a visitar y nosotros decimos «creemos» o «queremos que sea», pero siempre van surgiendo diferentes alternativas durante el día. Lo mismo sucede cuando nos preguntan por el tiempo que tardaremos en llegar: no lo sabemos pero tampoco nos preocupa. Disfrutamos el día a día, sabemos que es la mejor forma.

Llegar hasta Alaska y unir las dos ciudades extremas del continente es parte de nuestro primer sueño pero no el único, tenemos ganas de vivir viajando Por las Rutas del Mundo y esto incluye el resto de los continentes.

Saludos, Virginia y Alejandro.

 

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